En esta ocasión no usare realmente ninguna metáfora para explicar el maltrato animal. Empezaré diciendo que, honestamente, nunca me convertiré en vegetariana y no estoy de acuerdo en pensar que eso salvará a al mundo, porque es tonto.
En lugar de darles una explicación santera y cursi sobre lo malo que es, quiero definir lo que es la crueldad humana y lo que es una necesidad realista.
No creo que proteger a los animales esté peleado con comerlos.
Primero, hay animales que designamos para consumo alimenticio, como una necesidad de reducir el amplio espectro de lo que el humano puede comer debido a que ser omnivoro significa que podemos comer de todo. Eso ya son bastantes animales fuera de la lista, al menos en esta parte del continente Americano.
Pero porque podemos comerlos?
En realidad el punto que nos preocupa es el sufrimiento prolongado de los animales y la salud mental de las personas que ejercen violencia enfermiza contra ellos.
Ay que aclarar que en la naturaleza, el animal sufre por cuenta de enfermedades, depredadores y sus muertes no son presenciadas por ninguno de nosotros.
En cambio, hay algo muy incorrecto cuando un ser humano agrede a un animal. Es bien sabido que el ser humano tiene ventaja sobre cualquier ser cuando se lo propone. La mayoría del tiempo, desquitar violencia contra un ser en desventaja es signo de que la persona tiene un claro problema de conducta, ya sea incapaz de sentir empatía, sadismo, o algún otro cuadro que lo presente como una persona que podría incluso significar un peligro para otros humanos.
Existen personas que generan aberración a los animales domésticos a causa de traumas. Aunque es comprensible, algunos piensan que deben vengarse o repelerlos de manera violenta, esto solo demuestra que sigue existiendo un problema psicológico.
Los animales tienen una inteligencia limitada, a pesar de que muestran muchos rasgos emocionales casi humanos, el instinto animal persiste en su programación, no es algo que se le pueda «quitar» con entrenamiento. Mientras que a nosotros los humanos se nos olvida que somos en parte animales y que en cierta medida compartimos esos instintos animales. Seguir leyendo
La papeleta de Kaya 